La NASA dio a conocer los resultados de un estudio sobre la capacidad de recuperación y adaptación del cuerpo humano al entorno extremo de...
Los hermanos Scott y Mark Kelly participaron en una investigación en la que el primero de ellos pasó 340 días en el espacio, a bordo de la Estación Espacial Internacional, de 2015 a 2016.
“Los datos recopilados revelan la necesidad de una medicina personalizada y su papel en mantener a los astronautas sanos durante la exploración del espacio profundo”, explicó el director de Salud y Médico en la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Entre los resultados, se encuentran hallazgos relacionados con cambios en la expresión génica y en la respuesta del sistema inmunológico. Específicamente, identificaron la dinámica de los telómeros (biomarcadores del envejecimiento al final de los cromosomas) en los glóbulos blancos de Scott.
Los resultados arrojaron que los telómeros se alargaron en el espacio y se acortaron a una longitud promedio al regreso del astronauta a la Tierra, después de seis meses regresaron a la normalidad. En contraste, los telómeros de Mark se mantuvieron estables durante todo el período.
El segundo hallazgo clave es que el sistema inmunológico de Scott respondió de manera adecuada en el espacio, así como la vacuna contra la gripe administrada en la Estación Espacial Internacional funcionó igual que en la Tierra.
El tercer descubrimiento destaca la variabilidad en la expresión de genes, que refleja cómo reacciona un cuerpo a su entorno; esto ayudará a informar cómo la expresión de genes está relacionada con los riesgos para la salud asociados con los vuelos espaciales. Durante esta parte del estudio, los científicos observaron cambios en la expresión de los genes de Scott, y después de seis meses la mayoría volvió a la normalidad.
Sin embargo, un pequeño porcentaje de genes relacionados con el sistema inmunológico y la reparación del ADN no regresaron a la línea de base después de su regreso a la Tierra.
“Durante el vuelo espacial se producen una serie de cambios celulares y fisiológicos. Sólo hemos arañado la superficie del conocimiento sobre el cuerpo en el espacio”, mencionó la científica Jennifer Fogarty.
Otras de las variaciones observadas, reportadas en un artículo publicado en la revista “Science”, incluyen cromosomas rotos que se reorganizan en inversiones cromosómicas y un cambio en la función cognitiva.
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