Cientos de feligreses salvadoreños acudieron el lunes al funeral del sacerdote católico Cecilio Pérez Cruz, muerto a tiros el fin de seman...
Cientos de feligreses salvadoreños acudieron el lunes al funeral del sacerdote católico Cecilio Pérez Cruz, muerto a tiros el fin de semana en el interior de su casa pastoral en medio de la creciente violencia que golpea al país centroamericano.
Aunque en un inicio las autoridades sospecharon que la muerte pudo ser responsabilidad de peligrosas pandillas, representantes de la Iglesia Católica y de la Policía lo descartaron, ya que Pérez nunca denunció llamadas amenazantes por no pagar extorsiones.
El cuerpo del religioso de 35 años, hallado la madrugada del sábado, tenía dos disparos. La policía dijo que las puertas del domicilio no fueron forzadas ni tenía señales de robo.
Feligreses y miembros del clero abarrotaron la iglesia San Miguel Arcángel, en el municipio de Sonzacate, ubicado a 54 kilómetros al suroeste de San Salvador, para despedir al ministro identificado como cercano al pueblo y entregado a su obra misionera.
Llevando velas encendidas y carteles con la imagen del joven cura, los asistentes observaban el féretro. La Iglesia estaba decorada con listones negros y morados en señal de duelo.
"Yo siento una gran tristeza por su muerte, yo lo siento mucho porque era un instrumento de Jesucristo, un servidor de Dios", dijo a Reuters una feligresa que hace diez años participó en la ordenación del sacerdote y que pidió no ser identificada.
Este es el segundo homicidio contra un sacerdote desde 1994. En marzo de 2018, el padre Walter Vásquez fue asesinado en una carretera desolada en el municipio de Lolotique, al este del país, en un caso que no ha sido resuelto.
El ministro de Seguridad, Mauricio Ramírez, dijo que continúan las investigaciones por lo que prefirió no dar detalles sobre el caso. "Es importante no prestarnos a hipótesis que puedan llevar a confundir o alarmar a los ciudadanos", expresó a la prensa.
El Salvador ha sido considerado como uno de los países más peligrosos del mundo según la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes. Entre enero y mayo se reportaron 1,236 muertes violentas, según estadísticas de la policía, un 13% menos que en el mismo lapso del año pasado.
"No vamos a parar de condenar, ni vamos a dejar de expresar nuestro repudio y rechazo (a este crimen). Tiene que hacerse justicia", dijo el Obispo Constantino Barrera durante la misa del funeral.
Aunque en un inicio las autoridades sospecharon que la muerte pudo ser responsabilidad de peligrosas pandillas, representantes de la Iglesia Católica y de la Policía lo descartaron, ya que Pérez nunca denunció llamadas amenazantes por no pagar extorsiones.
El cuerpo del religioso de 35 años, hallado la madrugada del sábado, tenía dos disparos. La policía dijo que las puertas del domicilio no fueron forzadas ni tenía señales de robo.
Feligreses y miembros del clero abarrotaron la iglesia San Miguel Arcángel, en el municipio de Sonzacate, ubicado a 54 kilómetros al suroeste de San Salvador, para despedir al ministro identificado como cercano al pueblo y entregado a su obra misionera.
Llevando velas encendidas y carteles con la imagen del joven cura, los asistentes observaban el féretro. La Iglesia estaba decorada con listones negros y morados en señal de duelo.
"Yo siento una gran tristeza por su muerte, yo lo siento mucho porque era un instrumento de Jesucristo, un servidor de Dios", dijo a Reuters una feligresa que hace diez años participó en la ordenación del sacerdote y que pidió no ser identificada.
Este es el segundo homicidio contra un sacerdote desde 1994. En marzo de 2018, el padre Walter Vásquez fue asesinado en una carretera desolada en el municipio de Lolotique, al este del país, en un caso que no ha sido resuelto.
El ministro de Seguridad, Mauricio Ramírez, dijo que continúan las investigaciones por lo que prefirió no dar detalles sobre el caso. "Es importante no prestarnos a hipótesis que puedan llevar a confundir o alarmar a los ciudadanos", expresó a la prensa.
El Salvador ha sido considerado como uno de los países más peligrosos del mundo según la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes. Entre enero y mayo se reportaron 1,236 muertes violentas, según estadísticas de la policía, un 13% menos que en el mismo lapso del año pasado.
"No vamos a parar de condenar, ni vamos a dejar de expresar nuestro repudio y rechazo (a este crimen). Tiene que hacerse justicia", dijo el Obispo Constantino Barrera durante la misa del funeral.