Pete Buttigieg, el primer aspirante a la Casa Blanca abiertamente gay en EE.UU., protagoniza junto a su esposo la portada de la revista T...
Pete Buttigieg, el primer aspirante a la Casa Blanca abiertamente gay en EE.UU., protagoniza junto a su esposo la portada de la revista Time, divulgada este jueves, para ilustrar una entrevista que repasa su carrera personal y profesional hasta llegar a su campaña para las primarias demócratas.
Con el lema “Libertad, Seguridad y Democracia”, el actual alcalde de South Bend (Indiana) compite con una veintena de candidatos a disputarle la presidencia del país en 2020 a Donald Trump, una contienda en la que se sitúa cerca de Joe Biden y Bernie Sanders, según encuestas, y en la que él dice apostar por el progresismo.
“Si la sustancia de tus ideas es progresista pero los conservadores desconfían de ellas tienes tres opciones”, explica a la revista: “Una es cambiar tus ideas y hacerlas más conservadoras. La segunda es ser astuto e intentar que parezca que son más conservadoras de lo que son”.
La tercera es la que Buttigieg dice haber elegido: “Adhiérete a tus ideas, pero explica por qué los conservadores no deberían asustarse de ellas”, aunque hasta ahora no ha desgranado a fondo sus propuestas políticas, en comparación con otros, y ha preferido señalar que tiene más experiencia de gobierno y militar que Trump.
Se postula así como un candidato para los que “quieren cambiar de canal”: joven, homosexual, veterano de guerra, episcopaliano, tecnócrata (estudió en Harvard y Oxford) y del medio oeste estadounidense, a la vez que descendiente de inmigrantes (habla ocho idiomas, entre ellos el noruego y el árabe).
El reportaje aborda su comienzo en política: con una fallida campaña para ser tesorero del estado de Indiana en 2010, tras lo cual obtiene la victoria en las elecciones locales, sin olvidar que a mitad de mandato tuvo que irse seis meses a Afganistán para servir con la Marina estadounidense.
De cara a su segundo mandato y ante políticas discriminatorias para la comunidad LGBT, se declaró públicamente gay en el periódico de su ciudad en 2015, año en el que además de ser reelegido con un 80 % de los votos conoce al que es hoy su marido, Chasten Glezman, en la aplicación de citas Hinge.
No obstante, el artículo se centra más en su trayectoria de gobierno en South Bend, una ciudad “en declive” que, de acuerdo a entrevistas con vecinos y grupos activistas, ha mejorado en términos generales pero todavía tiene asuntos que resolver respecto a las comunidades negra e hispana, claves para el partido demócrata.
Entre ser un candidato presidencial que basa su campaña en la personalidad o en las políticas, Buttigieg afirma ser un “chico de políticas”, pero Time señala que hasta ahora se ha centrado más en quién es y lo que representa que en lo que hará.
En ese sentido, el político ha abogado por ideas como el seguro médico “para todos los que lo quieran” y ha dicho que el paquete de políticas verdes del green New Deal “es el inicio correcto”, pero pocas cosas concretas más.
“Cada buena política que he desarrollado en mi administración ha ocurrido no porque la urdiera en la campaña, mantuviera la promesa intacta y la cumpliera -sostiene- sino porque establecí una prioridad en una de mis campañas, contacté con mi cuerpo legislativo y mi comunidad, y desarrollé algo que realmente sirvió a la gente”.
Asimismo, en unas primarias demócratas divididas entre combatir a Trump y unir al país, Buttigieg apuesta por lo último, algo que se refleja en su propio hogar, en el que su marido dice que nunca levanta la voz ni se enfada.
“Casi hemos convertido luchar en un fetiche”, comenta Buttigieg. “Hay un momento en el que estás tan absorbido luchando que empiezas a perder la cuenta de (que el objetivo es) ganar”, dijo.
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