No sé si ya ha tenido la oportunidad de revisar la encuesta de El Financiero publicada hoy. Los miembros de Morena deberían estar sintiendo ...
No sé si ya ha tenido la oportunidad de revisar la encuesta de El Financiero publicada hoy. Los miembros de Morena deberían estar sintiendo una gran preocupación, particularmente el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. ¿Cuál es la razón detrás de esta inquietud? Resulta que Xóchitl está ganando terreno de manera notoria. El avance de Xóchitl representa una amenaza considerable para las aspiraciones de cualquier candidato del partido en cuestión.
La reciente encuesta, recién difundida, muestra que Xóchitl Gálvez ha obtenido un aumento de cuatro puntos. Es relevante destacar que las encuestas realizadas por El Financiero tienen una alta credibilidad y precisión. Por lo tanto, la encuesta proporciona un retrato actualizado de la situación, al menos hasta la medición efectuada el pasado 18 de julio. El avance de cuatro puntos de Xóchitl Gálvez es un desarrollo significativo en esta encuesta. Si analizamos el escenario de una competencia directa, tanto con Claudia Sheinbaum como con Marcelo Ebrard, se evidencian avances notables.
En un escenario hipotético de elecciones en este momento, Xóchitl Gálvez obtendría el 34% de las preferencias. No obstante, en un enfrentamiento con Claudia Sheinbaum, esta última lideraría con una ventaja de 42 puntos, es decir, ocho puntos por encima. Es crucial tomar este dato en cuenta. Si la contienda fuera contra Marcelo Ebrard como el candidato de Morena para la Presidencia de la República, él superaría a Xóchitl Gálvez por diez puntos, ya que posee un respaldo del 44% en comparación con el de Xóchitl.
¿Por qué es relevante este panorama? Permítame explicar por qué: la oposición jamás habría anticipado que alguno de sus contendientes lograra, a solo diez meses de las elecciones, un avance tan considerable, comenzando a competir en las encuestas con seriedad antes de las elecciones. Esta situación es sumamente inusual y lleva a considerar que se está forjando una competencia sólida para la batalla de 2024, que prácticamente ya ha empezado a tomar forma con gran anticipación. No sorprende, por lo tanto, que el Presidente de la República haya optado por no mencionar a la señora X, ni siquiera por su nombre. Quizás, después de dedicar más de un mes a criticar a Xóchitl, finalmente ha reconocido su error o ha comenzado a escuchar a sus asesores. Ambas posibilidades son plausibles. Lo cierto es que el principal impulsor y el primero en mencionar y enfocarse en Xóchitl, fue el propio presidente López Obrador, quien obviamente no deseaba que esta situación se materializara, aunque a veces parece que su mente y su boca no están en sincronía. Cabe destacar que, aunque es innegablemente astuto, podría decirse que su oportunismo supera su inteligencia y, en ocasiones, sus emociones predominan sobre su razonamiento.
La situación es complicada. Las consecuencias están a la vista. Claro está, aún faltan diez meses para las elecciones, lo que es un período sumamente temprano para proclamar un avance significativo en el ámbito de la oposición. ¿Dónde radica la preocupación real, el punto de inquietud que debemos tener presente? Es precisamente cómo la oposición logrará un consenso para desempeñar sus cartas, especialmente en relación al Senado y la Cámara de Diputados, donde se desarrollará el juego real.
A menos que Xóchitl tenga un amplio margen para ajustar su campaña, ya que aparentemente será la abanderada, sería un escenario favorable. Sin embargo, personalmente, mantengo una desconfianza significativa hacia el PAN, el PRI y el PRD, partidos que forman parte de esta alianza. Veremos si logran resurgir y ofrecer una competencia sólida este año.
Por el momento, en el próximo año, la situación es sumamente interesante en este aspecto. Mantengámonos atentos y especialmente observemos dónde surgen los errores catastróficos. Las apuestas están hechas. Hasta el momento, nadie ha tomado una postura definitiva. Queda por verse si el Tribunal Federal Electoral entorpece los planes de algunos.