Ese famoso "numerito mágico" que todas las administraciones públicas adoptan para medir su desempeño inicial: los primeros 100 d...
Ese famoso "numerito mágico" que todas las administraciones públicas adoptan para medir su desempeño inicial: los primeros 100 días. Una construcción completamente artificial y psicológica, sin relación real con lo que será el resto de la administración. Esta tradición se originó con Franklin Delano Roosevelt en 1933, durante su primer período de gobierno, cuando promovió una serie de iniciativas legislativas destinadas a sacar a Estados Unidos de la crisis económica causada por el colapso bancario de 1929.
A este esfuerzo se le llamó el New Deal, y durante un breve período, republicanos y demócratas dejaron de lado sus diferencias partidistas para colaborar en medidas que buscaban recuperar al país. Este logro hizo tan popular a Roosevelt que se convirtió en el único presidente estadounidense en ser electo para cuatro mandatos consecutivos. Desde entonces, la idea de evaluar los primeros 100 días de una administración se convirtió en una métrica tradicional para medir el éxito o fracaso inicial de un gobierno.
Ahora, en México, Claudia Sheinbaum Pardo está a punto de llegar a sus primeros 100 días como presidenta, y es inevitable que se comiencen a emitir juicios. Sin embargo, emitir críticas sumarias y negativas sobre su desempeño en este corto período no solo resulta injusto, sino también inútil desde un punto de vista periodístico. Es necesario reconocer ciertos aspectos positivos de su gestión, incluso aquellos en los que ha superado a su mentor.
Sheinbaum ha mostrado cierta congruencia en su formación ideológica de izquierda, algo que vale la pena subrayar. Si analizamos su administración desde esta perspectiva, podemos reconocer que ha sido coherente en algunos aspectos. Sin embargo, esta coherencia no puede equipararse a los resultados alcanzados por Roosevelt. A diferencia de aquel contexto histórico, en México no estamos viendo un esfuerzo legislativo conjunto ni transformaciones estructurales similares. De hecho, Sheinbaum cuenta con el apoyo absoluto del Congreso y el Senado, lo que debería facilitar resultados más significativos.
En términos legislativos, su gobierno ha impulsado modificaciones profundas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, estas reformas han sido percibidas más como un reglamento que como un documento fundacional de la nación, algo que los morenistas defienden, aunque genere controversias. Es difícil determinar si esta visión proviene directamente de Sheinbaum o si es una extensión de la influencia de su antecesor.
El tema más crítico en estos 100 días es, sin duda, la seguridad. Aunque se han realizado esfuerzos, como los liderados por Omar García Harfuch, estos han sido insuficientes para abordar problemas estructurales. La inseguridad en el norte del país sigue siendo alarmante, y casos como la actuación de Rubén Rocha Moya, señalado como un "narco-gobernador", subrayan la gravedad del problema. El crimen organizado no solo ha infiltrado las estructuras gubernamentales, sino que también parece operar como un poder paralelo que ejerce el monopolio de la violencia, algo que el gobierno de Sheinbaum no ha logrado revertir.
En el ámbito económico, su administración ha mantenido una política prudente, permitiendo cierta independencia al Banco de México y la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, el panorama para los ciudadanos sigue siendo complicado. Aunque el salario mínimo ha aumentado, esto no ha sido suficiente para mejorar significativamente las condiciones económicas de la población.
Otro tema delicado es el subsidio a las gasolinas. Cuando este termine, enfrentaremos un aumento en los precios que podría romper la "luna de miel" entre Sheinbaum y la ciudadanía. El recuerdo del gasolinazo de 2016, que afectó gravemente la popularidad de Enrique Peña Nieto, está aún fresco, y un incremento similar podría tener consecuencias políticas devastadoras para Sheinbaum y Morena.
Además, es evidente que Sheinbaum no opera con total autonomía. Su antecesor, desde Palenque, sigue ejerciendo una influencia significativa en su gobierno, y los diferentes grupos dentro de Morena –como los de Ricardo Monreal y Adán Augusto López– están actuando de manera independiente, lo que refleja una fragmentación interna.
En resumen, evaluar estos primeros 100 días como un desastre es prematuro. Sin embargo, los retos en seguridad y economía serán las principales áreas que determinarán el rumbo de esta administración. Si bien los análisis seguirán llegando desde múltiples perspectivas, lo cierto es que Sheinbaum tiene pendientes críticos que podrían definir el éxito o el fracaso de su gestión.