¡Quietos perros! Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum —en un arrebato de hipocresía digna de un Oscar— condenaba solemnemente la vio...
¡Quietos perros!
Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum —en un arrebato de hipocresía digna de un Oscar— condenaba solemnemente la violencia en cualquiera de sus formas (excepto, claro, cuando conviene a su agenda), sus leales funcionarios se dedicaban a organizar marchas y protestas en Estados Unidos con la sutileza de un elefante en una cristalería. El objetivo: presionar al Congreso gringo para que no osara gravar con un mísero 3.5% las remesas, ese maná celestial que mantiene a flote la economía mexicana (y a más de un político con la panza llena).
El flamante comisionado de Migración, Sergio Salomón, no perdió tiempo y, armado de su celular y una dosis generosa de cinismo, llamó a sus compadres gobernadores morenistas para que movilizaran a las masas de paisanos en suelo estadounidense. "¡A la carga, muchachos!", debió decir, mientras frotaba las manos imaginando el caos controlado.
Pero oh, sorpresa: tras los disturbios en Los Ángeles (donde, casualmente, algunos manifestantes parecían más interesados en romper vidrieras que en defender las remesas), llegó la orden celestial desde lo más alto del Morenaísmo: "¡Alto ahí, rebeldes!". Adán Augusto López, el coordinador que parece más coordinador de daños, envió un mensaje urgente a sus senadores: "Nada de marchas, nada de protestas frente a la embajada, y por amor a Dios, ¡ni se les ocurra pisar California! (aunque sea de turistas)".
La justificación fue un clásico: "Se nos pide paciencia y prudencia" (traducción: "No queremos que los gringos nos señalen con el dedo y nos corten el chorro"). Porque, al final, lo que importa no es la dignidad, sino no quedar como los patrocinadores oficiales del desmadre internacional.
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Apocalipsis right now
Conforme pasan las horas, el circo armado por Donald Trump en California va escalando de "preocupante" a "apocalíptico", y nadie sabe bien dónde terminará este reality show de autoritarismo y balas de goma. El despliegue de la Guardia Nacional y hasta de los Marines —activados bajo una ley tan vieja que olía a polvorín de la Guerra Civil— no solo ignoró al gobernador Gavin Newsom, sino que básicamente le escupió en la cara al federalismo estadounidense. Pero, ¿qué más da? Cuando has sido presidente dos veces (y sueñas con una tercera), las constituciones son meras sugerencias.
Los que entienden el juego político gringo saben que esto no es solo una cacería de migrantes (aunque, claro, ellos siempre son el chivo expiatorio favorito). No, no… esto es un ajuste de cuentas con California, ese estado hippie, progre y multicultural que le da urticaria al trumpismo más rancio. ¿El objetivo? Aterrorizar a las ciudades santuario, machacar su rebeldía y, de paso, montar un espectáculo donde los migrantes —con banderas mexicanas alzadas como target practice— sean los villanos perfectos.
Y ahí está México, otra vez en la mira, como el invitado torpe que llega a una pelea ajena y termina con un ojo morado. Mientras Trump convierte Los Ángeles en su patio de pruebas autoritarias, el gobierno mexicano se limita a "observar con preocupación" y a esperar que nadie les pida cuentas por los paisanos que, armados solo con sueños y ahora con piedras, se convirtieron en carne de cañón de una batalla que no pidieron.
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Qué bonita vecindad
Por donde se le mire, el espectáculo vergonzoso de policías chiapanecos persiguiendo narcos en territorio guatemalteco es una bomba de relojería diplomática. Pero, claro, ¿qué es un poco de violación de soberanía comparado con el verdadero escándalo? ¡Que los narcos en cuestión fueron protegidos, escoltados y salvados por la mismísima Policía y Ejército de Guatemala!
Los videos no mienten: mientras los agentes mexicanos intentaban hacer su trabajo (algo raro, lo sé), sus contrapartes guatemaltecas se convirtieron en el equipo de logística del crimen organizado. "¡No corran, amigos, que aquí los protegemos!", debieron gritar mientras les daban cobertura. Qué tierno detalle de buena vecindad: si no puedes con el narco, únete a él… y llévate a las fuerzas del Estado contigo.
Así las cosas, México no solo tiene que lidiar con sus propios cárteles, sino también con gobiernos vecinos que funcionan como sucursales de Los Zetas. ¿El resultado? Una frontera sur que es menos línea divisoria y más club de fans del crimen transnacional. ¿Alguien tiene un muro que nos preste? Pero no para detener migrantes, sino para que los soldados guatemaltecos no les pasen armas y abrazos a los narcos.
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Una vaquita para la terapia de Andy bebé
Por más que intento decirle señor don Andrés Manuel López Beltrán, simplemente no puedo… escucharlo pedir que no le digan Andy es verlo como Andy para el resto de su existencia, y resulta que ya se le volvió patológico un gravísimo problema: no soporta que le recuerden que es el "hijo de…" ese wey. Y eso que, en teoría, debería estar acostumbrado: desde diputados y senadores morenistas hasta su propio hermano José Ramón (quien, desde su cuenta de X, lo saluda con un casual "Andy" como si fuera el hermano molesto de una comedia familiar), todos se han empeñado en convertir su nombre en un meme con patas chuecas.
¿Qué duele más? ¿Que Félix Salgado Macedonio —el mismísimo senador acosador profesional— lo llame Andy con ese tono entre burlón y condescendiente? ¿O que Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Cámara de Diputados, lo trate como si fuera el sobrino incómodo que nadie quiere sentar en la mesa de los adultos? Hasta en su propio partido lo ven como el "que participe sin participar, porfas" de la dinastía López Obrador.
Y así, entre viralizaciones no solicitadas y el peso de un apodo que ya se le escapó de las manos, el pobre Andy bebé, inexperto, novato, principiante, aprendiz, bisoño, ingenuo, novicio, inhábil, pardillo, simple y torpe de por vida tendrá que gastar una fortuna en terapia psicológica solo para aprender a soportar que, por más que se empeñe, nunca será "el Señor"… sino apenas el "hijo de" que todos llaman por su diminutivo como una merecida recompensa a su incapacidad.
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No la riegues, Claudia…
La presidenta Claudia Sheinbaum ha confirmado su asistencia al G-7 en Canadá, donde tendrá la dudosa oportunidad de sentarse cara a cara con Donald Trump, el hombre que hace que las relaciones México-EU sean más tóxicas que un comentario de Twitter a las 3 AM.
No Son pocos los funcionarios de la SRE que, en un arrebato de optimismo digno de un libro de autoayuda, ven en esta cumbre como "una oportunidad única" para abordar dos temas que Trump adora usar como carnada: aranceles a productos mexicanos (porque nada dice "amistad" como castigar económicamente a tu vecino) y deportaciones masivas (el deporte favorito de su administración).
Entre bambalinas, dicen que ya se están haciendo "todas las gestiones" para que la reunión bilateral Sheinbaum-Trump no termine en un tuit catastrófico. ¿Estrategia? Evitar que Trump hable de "pagar el muro", que confunda a Sheinbaum con una mesera (y no es peyorativo, para que ni empiecen. Recuerde que el historial de la amenaza naranja con mujeres latinas no inspira confianza), o peor aún… que la llame "Clodia Shinbu" porque le quedaron letras por fuera.
Pero no todo será tensión fronteriza. También se busca que la mandataria mexicana charle con los líderes de Canadá, Francia y Reino Unido, posiblemente para recordarles que México existe más allá de ser el país que Trump usa de punching bag.
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“Víctima” de su incompetencia
No alcanzó a cobrar la cuarta quincena don Pedro Alberto Velázquez Castro como director de Seguridad del INAH, demostrando una vez más que en México los puestos públicos tienen la estabilidad de un juego de jenga en un terremoto. El hombre que no pudo con la presión de mantener abiertos los museos (y eso que su trabajo era, literalmente, evitar que se los robaran), fue sacrificado en el altar de la imagen pública después del escándalo por los cierres masivos.
Pero lo verdaderamente irónico no es su renuncia, sino que esta vez no tuvo a su ángel guardián, Francisco Garduño, para salvarlo como en sus tiempos en Migración, donde a pesar de que había toneladas de denuncias por acoso sexual contra Velázquez Castro fueron tratadas con el mismo rigor que una lista de asistencia en oficina gubernamental: pasadas por alto, archivadas y olvidadas.
Así, mientras los museos reabren sus puertas (al menos hasta el próximo escándalo), Velázquez Castro se suma a la larga lista de funcionarios que duran menos que un meme. ¿Su próximo destino? Probablemente otro cargo público… porque en este país, el fracaso no te descalifica, solo te da un descanso entre chambas.
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Las diabluras de la luz del mundo
El autoproclamado "apóstol" y recluso por abuso sexual, Naasón Joaquín, cumple su condena en una cárcel de EU, su iglesia La Luz del Mundo sigue haciendo de las suyas en México… pero ahora con un giro legalmente sagrado. Dos hijas de prominentes líderes de la secta —Madián Menchaca y Eluzai Aguilar— serán juezas federales, demostrando que el nepotismo religioso también sabe vestirse de toga y birrete.
Madián, hija del obispo y abogado defensor de Naasón, Nicolás Menchaca (sí, el mismo que argumentó que "Dios lo absolvería"), y Eluzai, hija del obispo Samuel Quintana, impartirán ‘justicia’ en un país donde, curiosamente, la línea entre la fe y el favoritismo político es más delgada y extraviada que la moral de su ex-líder.
¿Ironía? Que quienes crecieron bajo el techo de una organización acusada de lavado de dinero, explotación y abusos sistemáticos ahora tengan en sus manos las leyes que su "familia espiritual" tanto ha eludido. Pero bueno, en México la justicia siempre ha sido más cuestión de contactos que de códigos.
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