Ni buena ni mala suerte (todo lo contrario) La tan esperada (o temida) reunión entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump—un encuentro que p...
Ni buena ni mala suerte (todo lo contrario)
La tan esperada (o temida) reunión entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump—un encuentro que prometía ser tan surrealista como un episodio de Black Mirror dirigido por un guionista borracho—se esfumó. ¿Fue una tragedia? ¿Una bendición disfrazada? Los optimistas dirán que México se perdió de un diálogo histórico (léase: un monólogo trumpiano salpicado de incoherencias y self-promoción). Los realistas, en cambio, celebrarán que Sheinbaum no tuvo que sonreír mientras un hombre cuya atención vaga más que un TikTok de 10 segundos hablaba de "los mejores tratos, los más grandes, todos me lo dicen".
Trump, en un acto de coherencia inusual, abandonó el G7 como un niño aburrido en una reunión de adultos—quizá a bombardear algo, quizá a golpear una pelotita con palos. Lo único claro es que no hubo foto, ni handshake forzado, ni tweet posterior lleno de faltas de ortografía y vanidad. ¿Oportunidad perdida? Quizá. ¿Balón esquivado? Más probable.
Al final, ni euforia ni drama. Solo el alivio silencioso de no tener que descifrar si Trump estaba halagando o insultando a México en su próximo discurso. Como diría la Presidenta: "serenidad y paciencia"… o, en este caso, "gracias al cielo por los favores inesperados".
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El Infonavit no entiende qué es la legalidad
Parece que en el Infonavit confundieron "legalidad" con "ahí se va". Su brillante idea de "regularizar" casas invadidas no es más que un manual de cómo premiar el delito y llamarlo política social.
El agrónomo Octavio Romero, en un arranque de generosidad con dinero ajeno, ha decidido que las viviendas de los derechohabientes—esas personas ingenuas que creyeron en el sistema—ahora son piñatas para repartir entre quienes las tomaron por la fuerza. ¿Violencia? ¿Intimidación? ¡Bah, detalles! Al Infonavit le sobra comprensión… sobre todo cuando no es su patrimonio el que está en juego.
Y esto no es solo un insulto a quienes sí pagaron, sino un mensaje claro: "Invadan, amigos, que el gobierno les pone el tapete rojo". ¿El resultado? Un futuro donde la vivienda digna se obtiene no con esfuerzo, sino con una patada en la puerta. Justicia social, dicen… más bien justicia del más vivo.
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Las consecuencias de legislar al vapor
Parece que nuestros ilustres legisladores, en su frenesí por "reformar" como si el país fuera un experimento de Lego, olvidaron un detalle trivial: definir quién diablos mandará en la Sala Superior del Tribunal Electoral. ¡Qué más da, verdad? Total, solo es el órgano que decide elecciones… cosas menores.
Ahora tenemos un bonito rompecabezas: dos magistrados nuevos (Gilberto Bátiz y otro que nadie recuerda) llegarán en septiembre, mientras que los cinco restantes, incluida la actual presidenta Mónica Soto, seguirán ahí como inquilinos que se niegan a salir hasta 2027. ¿Quién lleva la batuta? Ni la ley lo sabe. Bátiz, que ganó más votos (sí, en este país hasta los magistrados tienen popularity contests), podría asumir… pero Soto no parece dispuesta a soltar el hueso hasta octubre.
Ante este vacío jurídico digno de una telenovela burocrática, la solución será la de siempre: un "acuerdo político" (léase: reparto de favores entre togados). Así funciona la justicia electoral en México: primero se legisla al vapor, y después… que se arreglen como puedan.
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El circo privado del Senado
¡Qué casualidad tan conmovedora! El senador Cuauhtémoc Ochoa, ese modelo de transparencia e inocencia, casi permite que el recinto legislativo más importante del país se convirtiera en salón de fiestas VIP… sin enterarse de que cobrarían $1,299 la entrada. ¡Vaya despiste! ¿O será que pensó que era un taller de austeridad republicana?
Los organizadores, astutos como coyotes, omitieron comunicar ese pequeño detalle al buen senador. ¡Qué raro! ¿O acaso creían que un evento pagado en el Senado pasaría desapercibido, como si fuera un moche más? Menos mal que la prensa—esos entrometidos—lo destapó a tiempo, y el senador, horrorizado, corrió a cancelar todo. "¡Yo no sabía!", clamó, en un guiño involuntario al "¿Quién es Moisés?" de la política mexicana.
Usted, amable lector, ¿se traga este cuento? Porque en este país, cuando un político dice "actué de buena fe", lo único seguro es que alguien ya hizo negocio.
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Legislar al aventón
Nuestros diligentes legisladores, en su afán por "trabajar" (léase: aprobar leyes como si estuvieran en un drive-thru), ya tienen listo su menú de 27 temas para el próximo periodo extraordinario. ¿Plazo para analizarlos? ¡Bah, eso es para países aburridos donde la deliberación sigue existiendo!
Entre los éxitos del catálogo:
La nueva Ley de la Guardia Nacional (porque reinventar la rueda policiaca cada sexenio es tradición).
Transferir facultades del Coneval al Inegi (total, ¿para qué queremos un organismo autónomo evaluando pobreza si podemos centralizarlo? Eficiencia, señores).
La Ley de Telecomunicaciones (que, según rumores, incluye el derecho humano a recibir spots oficiales las 24/7).
Y como bonus track, podrían colar iniciativas como la Ley de Inteligencia Nacional (o "cómo vigilar sin que se note demasiado") y la Ley de Seguridad Pública (versión "más militarización, pero con papel membretado").
Lo mejor de todo: todo aprobado en fast track, porque en México legislar es como tuitear: primero se publica, luego se piensa.
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Señor Obispo: ¡Queremos rock!
En un giro digno de la Edad Media con WiFi, el arzobispo de San Luis Potosí, Jorge Alberto Cavazos Arizpe, ha decidido que su próxima cruzada no será contra la pobreza o la corrupción, sino contra Marilyn Manson (sí, el mismo que lleva 30 años escandalizando a las abuelitas y que, hasta hoy, nadie pensó que fuera problema de seguridad estatal).
Con la solemnidad de quien cree que un concierto de metal es peor que un narcoestado, el señor arzobispo le envió una cartita al gobernador Ricardo Gallardo pidiendo la cancelación del evento. Motivo: "No contribuye a los valores". ¿Cuáles valores? ¿Los de un país donde los políticos roban a manos llenas pero un tipo pintado de negro es el verdadero peligro moral?
Si seguimos esta lógica, pronto veremos:
Prohibición del reguetón (por incitar al perreo y no al matrimonio).
Censura al jazz (demasiado libertino para los oídos piadosos).
Excomunión para quien escuche a The Beatles ("¡Esos melenudos hablan de drogas!").
Mientras tanto, en San Luis Potosí, los jóvenes deberán conformarse con valores aprobados por la curia: misa dominical, rosarios y… ¿quizá un maratón de las canciones de Tatiana en abril y un recital de villancicos en julio?
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Que siempre sí se larga
Después de una presidencia senatorial que dejó más escándalos que el episodio más cutre de Acapulco Shore, Gerardo Fernández Noroña parece creer que el pueblo clama por más vergüenzas. Sí, el mismo que convirtió el Senado en un ring de lucha libre (con disculpas públicas incluidas) había jugado con la posibilidad de reelegirse como presidente de la Mesa Directiva. ¡Porque qué mejor forma de "sanar heridas" que repitiendo el desastre!
El legislador, en un arranque de humildad estratégica, recordó el caso de Martí Batres—quien, como todos sabemos, fracasó estrepitosamente en su intento de reelección—y ahora dice que "esperará los tiempos". Traducción: "Veré si mi bancada me perdona los berrinches".
Pero aquí viene el giro cómico: Morena, en un súbito ataque de urgencia, ya estaría buscando una mujer para el puesto. ¿Será para limpiar la imagen o porque, finalmente, alguien notó que Noroña es incapaz de pasar una sesión sin volverse viral? Entre las aspirantes, varias legisladoras ya tienen la mano alzada (y probablemente un botiquín listo por si les toca lidiar con la peste de Carroña).