Están viendo y no ven (parte 2) ¡Ahora sí que están viendo... y no ven! Cuando la morenista Melissa Cornejo escribió su tuit insultando...
Están viendo y no ven (parte 2)
¡Ahora sí que están viendo... y no ven! Cuando la morenista Melissa Cornejo escribió su tuit insultando a Estados Unidos, lo que menos se imaginó es que le contestaría el mismísimo subcanciller norteamericano. Pese a los llamados desesperados de la presidenta Claudia Sheinbaum para que los morenistas le bajen dos rayitas a su beligerancia de cartón contra Estados Unidos —como quien le pide a un alcohólico que nada más se tome "unas cervecitas"—, lo que pasó fue francamente digno de una comedia de Cantinflas. Tras el exabrupto de la militante desdeñando olímpicamente la visa norteamericana, Christopher Landau le reviró con la elegancia diplomática de un bisturí, diciendo que había ordenado cancelarle su visa, pero descubrió que... ¡ni visa tiene la muchacha! Es como amenazar con quitarle el caviar a quien come frijoles.
Y aunque nadie le dijo a Cornejo que se metiera en semejante berenjenal internacional —porque al parecer confundió Twitter con su diario íntimo—, no deja de llamar la atención que la línea guinda de su grupo político pasa, cual juego de teléfono descompuesto, por su jefa directa, la diputada local Itzul Barrera, a quien le lleva sus cuentas de redes y le escribe discursos. La jalisciense forma parte del séquito de Adán Augusto López, por la vía de la polémica senadora Andrea Chávez, de quien es amiga entrañable y fiel seguidora, como esos perritos que siguen a su amo hasta el precipicio.
Si esto le pasó a una militante de Morena sin proyección alguna —una perfecta desconocida que logró fama mundial por las razones equivocadas—, seguramente los morenistas más acelerados ya tomaron nota de que hay un marcaje directo de Estados Unidos a México y guardarán un prudente y sumiso silencio antes de atreverse a lanzar otro misil tuitero contra el gobierno de Estados Unidos. Porque del otro lado sí contestan, y con nombre y apellido.
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Agenda bilateral color de hormiga
Lo realmente preocupante no es que les quiten sus visas a los bravucones —que al final viajar a Estados Unidos no les cure la esquizofrenia política—. Lo que debe tener con más apuro al gobierno federal es frenar los efectos negativos de la Era Trump en la economía mexicana, porque ahí sí está en juego el sustento de millones, no el ego de algunos tuiteros.
Además de los aranceles que van y vienen —como un péndulo que amenaza con acabar con el T-MEC—, para México la migración representa un problema mayor que un dolor de muelas en plena madrugada. Por un lado, por la cantidad de ciudadanos de otros países que buscan llegar a Estados Unidos, pero se quedan aquí como invitados que nunca se van, pues no les permiten el paso. Por el otro, porque México no tiene los empleos suficientes para el número de connacionales que podrían ser deportados, además del golpe mortal a las remesas que ya se está sintiendo, con caídas de hasta 40% en algunas regiones y pérdidas proyectadas de hasta 13 mil millones de dólares. Es como prepararse para recibir a toda la familia en Navidad cuando apenas tienes para los frijoles.
Por si fuera poco, sindicatos norteamericanos le están pidiendo al representante comercial que si no hay cambios sustanciales en el T-MEC, Estados Unidos... ¡abandone el acuerdo comercial! Como si el T-MEC limitara las ocurrencias de Trump —que es como pretender que un semáforo detenga a un tsunami.
Y el colmo: el ataque aéreo de Israel a Irán con la aparente bendición de Washington disparó el precio del petróleo, lo cual podría ser una excelente noticia para México... si no fuera porque importa la mayoría de la gasolina que se consume en el país. Es como tener una mina de oro en el patio trasero, pero vivir de prestado porque no tienes pico ni pala para extraerlo.
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Los migrantes, eternos perdedores
Los migrantes ya se quedaron en medio de una lucha sin cuartel entre republicanos y demócratas, como peones en un ajedrez donde las piezas blancas y negras se disputan el tablero a sangre y fuego. Pues mientras los alcaldes de las ciudades santuario se solidarizan con los trabajadores y residentes sin papeles —con la misma eficacia de quien intenta apagar un incendio con un vaso de agua—, incluso con demandas legales como la que motivó que un juez desautorizara ayer el uso federal de la Guardia Nacional en Los Ángeles, después apelado porque en el ping-pong judicial siempre hay revancha, en el bando de Donald Trump las medidas se recrudecieron como pesadilla distópica.
En Texas desplegaron miles de soldados, convirtiendo la frontera en un campo de batalla donde lo único que falta son las trincheras y el alambre de púas electrificado. Y en Florida, cuyo gobernador Ron DeSantis dio luz verde al atropellamiento de manifestantes que rodeen vehículos y bloqueen su marcha —porque al parecer confundió gobernar con dirigir una película de Mad Max—, la cosa se puso color de hormiga.
Es la perfecta radiografía de un país que no sabe si quiere ser el faro de la libertad o el fortín del miedo, donde los migrantes terminaron siendo el chivo expiatorio de una crisis que tiene más que ver con la polarización política que con la realidad migratoria. Mientras tanto, los que huyen de la violencia y la pobreza siguen atrapados entre la espada trumpista y la pared demócrata, esperando que alguien recuerde que son seres humanos, no fichas de casino.
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Hasta el fútbol paga consecuencias
Hoy la Concacaf analizará la información que existe respecto del juego entre México y Dominicana, que debería tener lugar en Los Ángeles, mientras monitorea las protestas por las recientes redadas de ICE. Existe el temor, bien fundado luego de experiencias previas, de que el ICE podría aprovechar la ocasión para organizar operativos contra personas sin papeles, antes o después del juego, convirtiendo el SoFi Stadium en una ratonera migratoria con pasto sintético.
Si eso ocurriera, sería de pronóstico reservado la reacción de los aficionados —y por "reservado" léase "apocalíptico", porque mezclar futbol mexicano con redadas migratorias es como echarle gasolina a una fogata—. El encuentro se llevará a cabo en medio de crecientes protestas por las recientes detenciones de migrantes, así que el ambiente estará más tenso que cuerda de guitarra en concierto de rock.
Entre las opciones que se están considerando está la posibilidad de que el juego se realice, pero sin público, lo cual sería como organizar una fiesta de XV años sin quinceañera. El problema es que el costo de reembolsar alrededor de 50 mil boletos que ya se vendieron le daría un gancho al hígado a las finanzas de la Copa Oro que las mandaría directo a terapia intensiva. Los mexicanos llenan los estadios y de paso los bolsillos de los organizadores, así que cancelar sería como cortarse la mano que les da de comer. Hoy se definirán las cosas, porque el show debe continuar, aunque sea con más drama que telenovela de las ocho.
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Otro morenista sin visa
Ayer se señaló que hay otro funcionario al que le negaron la entrada a Estados Unidos —porque al parecer está de moda coleccionar rechazos fronterizos como si fueran estampitas—. Se trata del alcalde de Puerto Peñasco, Sonora, Óscar Eduardo Castro, a quien los agentes de migración en la Garita de Lukeville, Arizona, le retiraron su visa de turismo con la misma ceremonia con que se le quita el juguete a un niño berrinchudo.
Fuentes del ayuntamiento confirmaron a varios medios que el pasado fin de semana el presidente municipal pretendía viajar junto con su esposa e hijos hacia Estados Unidos —seguramente a disfrutar de unas vacaciones familiares en tierra del Tío Sam—, pero al llegar a la garita, a través de Sonoyta, los agentes migratorios le informaron del retiro del documento, tanto a él como a sus familiares. Imagínense la escena: toda la familia con las maletas listas, los niños emocionados, y de repente... "Lo sentimos, señor alcalde, pero usted y los suyos se regresan por donde vinieron".
Es la nueva realidad post-Trump: los funcionarios mexicanos están cayendo como fichas de dominó en el juego de "¿quién tiene visa y quién no?". La pregunta que todos se hacen ya no es si habrá más cancelaciones, sino ¿quién será el próximo o la próxima? Porque a este paso, pronto van a necesitar crear un grupo de WhatsApp exclusivo para "Funcionarios Mexicanos Vetados por Estados Unidos" —que seguramente ya tiene más miembros que el chat familiar de fin de año.
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Cambio de lancha en plena tormenta
El cambio de embajadores y cónsules generales es inminente por parte del gobierno de Claudia Sheinbaum —porque al parecer la diplomacia también necesita su respectiva "transformación" con sello guinda—. Serán entre 30 y 40 posiciones las que se reemplazarán, en una rotación más amplia que plantilla de futbol en descenso. Se buscará un balance entre embajadores de carrera pertenecientes al servicio exterior y nombramientos políticos, es decir, entre los que saben de diplomacia y los que saben de política, que no siempre es lo mismo que saber diplomacia.
El gobierno buscará que algún primer paquete se apruebe en el Senado durante el período extraordinario de sesiones —aprovechando que los senadores están fresquitos y todavía no se les ha subido el sueldo a la cabeza—, mientras que otro tanto sería aprobado cuando se retomen las labores legislativas regulares. Es la clásica estrategia de divide y vencerás: unos embajadores van por la vía rápida y otros por la lenta, como en el aeropuerto cuando separas a los que traen visa de los que no.
Lo que queda por ver es si estos nuevos representantes diplomáticos serán más efectivos que sus predecesores o si, como ha pasado en otros casos, terminarán siendo más famosos por sus metidas de pata en redes sociales que por sus logros en las cancillerías. Porque a este paso, el requisito principal para ser embajador mexicano no va a ser hablar idiomas, sino saber mantener la boca cerrada en Twitter.
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Se le juntó la chamba al TEPJF
Al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se le juntará la chamba en pleno verano —como cuando te asignan triple turno en la época más calurosa del año—, pues además de las impugnaciones sobre la elección judicial federal, también deberá desahogar una lluvia de recursos sobre los comicios municipales de Veracruz y Durango. Porque al parecer los magistrados no tenían suficiente con desenredar el embrollo de la elección de jueces, ahora les toca lidiar con alcaldías disputadas voto por voto.
En el primer caso, Morena anunció que impugnará los resultados de 11 demarcaciones, entre ellas Boca del Río y Poza Rica, en donde, según el cómputo oficial, perdió ante el PAN y MC, respectivamente. Es la clásica estrategia del "si no gano en las urnas, gano en los tribunales" —como el futbolista que reclama penal hasta por respirar cerca del área.
Pero lo que realmente dará más lata al TEPJF serán los municipios donde la diferencia entre el primero y el segundo lugar fue mínima, como en Acatlán, donde el PRI le ganó al guinda sólo por 14 votos, equivalentes al 0.6 por ciento del total. Ahí cada papeleta vale oro molido y cada cruz mal puesta se vuelve materia de análisis forense. Otro municipio donde ronda el fantasma de la anulación es Chontla, donde la diferencia fue de 43 sufragios —prácticamente lo que vota una familia extendida en domingo de elecciones.
En Durango, Morena impugnará siete municipios, entre ellos Lerdo, uno de sus objetivos prioritarios, que intentará ganar en la mesa de los tribunales lo que no pudo conquistar en las urnas.