¡Por fin somos iguales! O, mejor dicho, como hermanos incómodos de la hermandad de los villanos internacionales . La fiscal general de EE.U...
¡Por fin somos iguales!
O, mejor dicho, como hermanos incómodos de la hermandad de los villanos internacionales. La fiscal general de EE.UU., Pamela Bondi, con esa delicadeza que la caracteriza, nos ha honrado al colocarnos en la misma lista de adversarios extranjeros que Irán, Rusia y China.
¿El motivo? El fentanilo, claro. Ese veneno que, según ellos, enviamos con la intención de matar a sus jóvenes. Como si a la 4T le diera tiempo de planear geopolítica con drogas entre tanta mañanera y tanto informe de gestión. La presidenta Sheinbaum, con una serenidad digna de Buda en pleno apocalipsis, declaró que la señora Bondi no está bien informada.
¡Qué sorpresa! ¿Un funcionario gringo desinformado sobre México? Inaudito. Asegura que somos socios estratégicos y no piñata de nadie. Aunque, siendo honestos, la piñata ya tiene tantos golpes que parece obra de arte contemporáneo. El secretario de Estado, Marco Rubio, por su parte, ya anunció la cancelación de visas a directivos y sus familias involucrados en el tráfico de drogas. Un detalle encantador, ¿no creen? Porque no hay nada como cortar las alas para fomentar la confianza bilateral.
Y mientras el embajador Ronald Johnson nos lanza bendiciones y dice que somos amigos y familia, la espada de Damocles de Trump, con su justicia prevalecerá, pende sobre nuestras cabezas. Al parecer, la amistad es condicional, y la confianza se mide en kilos de fentanilo decomisado y visas revocadas. ¡Qué romántico!.
Así se escribe la historia de una relación especial, ¿o era espiada? La línea es cada vez más delgada. Al final, todo indica que el golpe ya viene, y México sigue siendo el vecino favorito para cualquier excusa.
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Lavandería 4T
La credibilidad del sistema financiero mexicano ha sido puesta a prueba por el generoso e informado Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que ha señalado a CIBanco, Intercam Banco y Vector Casa de Bolsa por presunto lavado de dinero para cárteles como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
Curiosamente, la presidenta Sheinbaum insiste en que no hay pruebas contundentes, solo dichos. ¡Qué visión tan particular de la evidencia! Sin embargo, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), bajo la atenta mirada de Jesús de la Fuente, actuó de inmediato, interviniéndolos gerencialmente para salvaguardar los derechos. Una medida tan oportuna como sorprendente, si no había pruebas.
El caso de Vector es especialmente exquisito, pues fue propiedad de Alfonso Romo, el exjefe de la Oficina de la Presidencia de López Obrador, quien ahora, por supuesto, es solo presidente honorífico.
Y para añadirle más picante, ¡se le vincula con 40 millones de dólares en sobornos para Genaro García Luna!. La 4T, que tanto se jactaba de no ser igual a los corruptos de antes, ahora tiene a sus hombres de confianza en el ojo del huracán gringo. Y la confianza, ya saben, se lava más fácil en los bancos que en la política.
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No son iguales, ¡son peores!
López Obrador pregonó durante años que lucharía contra la corrupción y la impunidad. ¡Qué tiempos aquellos! Ahora, la señora Lourdes Mendoza nos ilustra que la 4T no solo no es igual, ¡sino que es peor!. Casos como Segalmex, el Tren Maya, el AIFA, y la refinería Dos Bocas son solo la punta del iceberg de un desastre financiero y de gestión.
El empresario Ricardo Salinas Pliego ha sido blanco de una larga cruzada estatal, con instituciones como el SAT y la UIF usadas políticamente para acosar sus negocios. Porque en la 4T, la honestidad es un privilegio, no una obligación, especialmente si eres crítico..
Y para rematar, la impunidad se consagra con personajes como César Duarte, exgobernador de Chihuahua, que fue absuelto en EE.UU. por falta de pruebas, lo que sugiere que las persecuciones políticas pueden carecer de sustento legal.
Mientras tanto, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, exgobernador de Guanajuato, vive felizmente en una mansión en Houston vinculada a un ejecutivo de Seguritech, una empresa beneficiada con contratos millonarios en su gestión.
La 4T, en su cruzada contra la corrupción, parece haber adoptado el lema: Haz lo que digo mientras yo hago lo que no quiero que hagas.
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Guardia Nacional: disfraz militar para la ¿paz?
La Guardia Nacional, esa promesa de cuerpo civil que mutó en militar, ahora está formalmente bajo el mando de la SEDENA. ¡Qué ironía! Antes de 2018, López Obrador y sus seguidores eran férreos críticos del uso de las Fuerzas Armadas en seguridad.
Ahora, la Guardia Nacional tiene amplias facultades para investigar, intervenir comunicaciones e incluso usar perfiles simulados en redes sociales. Dicen que es para combatir el crimen, no para espiar. ¡Claro, como si los chismes de lavadero fueran menos peligrosos que los cárteles!.
A pesar de esta militarización sin pretextos, la violencia y la inseguridad persisten con altos índices de homicidios y desapariciones. El gobierno, en su infinita sabiduría, argumenta que ya no tienen pretextos para no dar resultados.
Pero ¿será que el problema no es la falta de herramientas, sino la incapacidad para ejecutar las estrategias o, peor aún, la complicidad?. Porque, al final, la paz no llega con más fusiles, sino con una buena excusa para justificar que, a pesar de todo, el país sigue en llamas.
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El ascenso de los ineptos
En la Cuarta Transformación, la meritocracia es para los débiles. Aquí, la lealtad se premia con ascensos, incluso si eso significa premiar la ineptitud y la deshonestidad. Un ejemplo brillante es el doctor muerte, Hugo López-Gatell, quien será el próximo representante de México ante la OMS.
¿Su mérito? Haber gestionado la pandemia de Covid-19 de forma tan irresponsable que se le atribuyen casi 300 mil muertes evitables. ¡Un verdadero genio en el arte de acumular fracasos convertidos en honores!
Y qué decir de Juan Antonio Ferrer Aguilar, exdirector del Insabi, que ahora es embajador ante la UNESCO en París. Este caballero presidió un instituto que costó 409 mil millones de pesos, ¡y nadie sabe dónde fue a parar tanto dinero!.
Toda una masterclass de pago de favores políticos y becas doradas para los más ineptos.
Al parecer, la 4T no solo es un gobierno, es una agencia de colocación para aquellos que demostraron tener una lealtad a prueba de sentido común.
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Tus datos, sin orden judicial
En el México de la 4T, la privacidad es una quimera. Con la nueva Ley de Inteligencia y Seguridad Pública, el gobierno se ha dado facultades sin precedentes para acceder a tus datos personales: biométricos, bancarios, de salud, telefónicos. Y lo mejor: ¡sin necesidad de orden judicial!.
Ahora, con solo teclear tu CURP biométrica, podrán saber tus compras en Amazon, el hotel donde te hospedaste y tu geolocalización en tiempo real..
Kenia López Rabadán advierte que no es prevención, sino persecución. El panista Agustín Dorantes, por su parte, se preocupa por la incertidumbre que esto genera en las empresas. Pero el diputado morenista Ricardo Monreal, en su infinita sabiduría, defiende estas leyes como muy buenos instrumentos jurídicos.
Porque, claro, ¿quién necesita derechos cuando tiene un gobierno que sabe todo sobre ti para combatir el delito?.
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La economía mexicana, enferma
La economía mexicana es un campo minado de ajustes menores y dependientes de datos. El Banco de México, en su infinita prudencia, decidió bajar la tasa de interés a 8%, su nivel más bajo desde 2022. A pesar de que la inflación subió a 4.51% y ya supera las expectativas del mercado.
¡Qué maravilla! Bajan tasas cuando la inflación repunta. Jonathan Heath, el subgobernador disidente, por supuesto, votó en contra. Pero, ¿quién necesita un economista cuando se tiene un mercado y una realidad que ignorar?.
Las exportaciones cayeron 0.4% en mayo, gracias, en parte, a los aranceles del 25% de Trump a las importaciones automotrices mexicanas mientras el T-MEC, esa promesa de prosperidad, ahora se ve amenazado por una guerra comercial.
El inocente Alfonso Ramírez Cuéllar, vicecoordinador de Morena, advierte que la nueva legislación antimonopólica debe respetar el T-MEC. Porque no hay nada como una crisis económica para recordar la importancia de los tratados que antes se despreciaban.
En resumen, la economía mexicana es como un paciente en terapia intensiva del Seguro Social: le bajan la fiebre, pero ignoran la infección.