Veladoras en el INE Observadores versados en la liturgia electoral nos alertan que el pronóstico de la consejera presidenta del INE, Guada...
Veladoras en el INE
Observadores versados en la liturgia electoral nos alertan que el pronóstico de la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, de que la elección judicial del domingo registrará una participación de 20 por ciento del padrón no es meramente optimista —como ella misma lo califica con una sonrisa que parece ensayada frente al espejo—, sino que roza los límites de la temeridad más descarnada.Para que semejante cifra se materialice en las urnas este domingo, señalan los entendidos, cuando el 76 por ciento de los propios candidatos cree que la participación será menor al 20 por ciento, deberá funcionar con la precisión quirúrgica de un reloj suizo toda la maquinaria clientelar que tanto enorgullece a la Cuarta Transformación. Aquí reside la ironía más deliciosa: el instituto que presume ser el guardián inmaculado de la legalidad y legitimidad democráticas ahora reza en silencio para que el clientelismo, el corporativismo, la inducción del voto y —por qué no decirlo— la eventual compra de sufragios funcionen como los engranes perfectos de una maquinaria bien aceitada.
Porque si las cifras resultan miserables, ¿quién cargará con el estigma del fracaso? No será precisamente Morena, que podrá argumentar con toda la cara dura del mundo que "el pueblo decidió no participar en esta farsa judicial". El INE, ese organismo que tanto se ufana de su autonomía, quedará como el organizador de la fiesta a la que nadie quiso asistir. Así que si algún domingo pasan por las oficinas del instituto y observan una lucecita tenue, no se sorprendan: probablemente sea la veladora que alguien encendió a Santa Morena, rogando porque la maquinaria electoral no los deje con las boletas vacías y la credibilidad por los suelos.
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Proceso sucio y peligroso
Mientras todos los reflectores apuntaban hacia el espectáculo judicial dominical, en las tierras jarochas se ha venido cocinando a fuego lento una receta democrática que combina clientelismo añejo con pólvora fresca y sangre derramada. Sin el menor asomo de pudor, la gobernadora Rocío Nahle ha ejercido como coordinadora de campaña oficiosísima de Morena, repartiendo vituperios por los aires y recursos públicos por debajo del agua, en una sinfonía de descarada parcialidad que haría sonrojar hasta al más curtido operador electoral del viejo priismo.
Pero hay otro actor que ha dejado escuchar su estruendosa voz en este concierto macabro: el crimen organizado, que no se conforma con imponer candidatos ni intimidar opositores, sino que ha optado por el método más expedito: eliminar físicamente a quienes le resultan incómodos. La lista necrológica ya suma siete políticos asesinados en lo que va del proceso electoral, incluida Yesenia Lara Gutiérrez, candidata de Morena ejecutada a balazos en pleno mitin en Texistepec, porque ni siquiera pertenecer al partido oficialista garantiza inmunidad cuando se cruzan los intereses criminales.
En Durango las cosas también pintan rudas, especialmente en la capital, donde el candidato morenista ha recibido refuerzos desmedidos de operadores políticos importados desde Hidalgo y Puebla, como si fuera un ejército de mercenarios electorales dispuestos a librar la batalla campal del acarreo y las triquiñuelas. Se prevé un choque de trenes de maña contra maña que promete dejar más víctimas que una riña de gallos clandestina.
La del domingo en Veracruz pinta para ser, más que una elección, un carnaval de inmundicia democrática donde el Rey Momo será sustituido por el Rey Feo de la violencia, y donde las máscaras no serán de papel maché sino de impunidad y terror. Ojalá que este carnaval sangriento no termine siendo el epitafio de lo poco que quedaba de la civilidad política en tierras mexicanas.
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Seguirá el tormento
Hoy amaneció nublado para los capitalinos, pero no precisamente por el pronóstico meteorológico. De nuevo amenaza a la Ciudad de México la tormenta perfecta de los bloqueos magisteriales de la CNTE, que tienen de cabeza a la capital con la misma persistencia con la que un perro ladra a la luna: inútilmente, pero sin parar jamás.
Sigue llamando poderosamente la atención la pasividad olímpica de las autoridades federales y capitalinas frente al desastre urbano que han causado estos pedagogos de la paralización en vialidades, movilidad, economía y hasta niveles de contaminación. Los bloqueos en Paseo de la Reforma, Circuito Interior y el Centro Histórico han llevado la molestia ciudadana y la indignación a niveles que habrían hecho palidecer de envidia a los termómetros de agosto. Ayer, tras semanas de sordos diálogos, hubo por fin un encuentro entre gobierno y CNTE donde funcionarios federales ofrecieron congelar la edad de jubilación y dieron alternativas tibias a la exigencia de derogar la reforma de pensiones del ISSSTE de 2007.
Los líderes magisteriales rechazaron las ofertas con el desdén de un crítico gastronómico ante un plato de frijoles refritos. El descontento ciudadano crece como espuma de cerveza mal servida y será un ingrediente más en el coctel amargo del rechazo hacia la elección judicial dominical. Poner un alto a este tipo de manifestaciones no debería ser cosa de represión policiaca, sino de comprensión elemental y empatía básica con los capitalinos que pagan impuestos para subsidiar el funcionamiento de una ciudad, no para convertirla en rehén de caprichos gremiales. Lástima que esa sensibilidad no parece verse por ningún lado en las autoridades que prefieren contemplar el caos desde la comodidad de sus oficinas climatizadas.
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Cuidando a Claudia
Nos comentan que quienes no quieren ser sorprendidos por segunda vez son los miembros del equipo de seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum, quienes aún no se recuperan del susto provocado por los pedagogos insurrectos que la semana pasada convirtieron Palacio Nacional en zona de guerra. Luego de que ayer en la mañanera se confirmara que la mandataria federal votará para la elección judicial en el Antiguo Palacio del Arzobispado, ubicado en la calle Moneda, a escasos metros de su oficina, se inició una operación de seguridad digna de una cumbre del G20.
El panorama es tan desolador como previsible: el plantón de la CNTE permanece enquistado a metros del lugar donde la Presidenta emitirá su sufragio democrático, y los estrategas de seguridad tiemblan ante la posibilidad de que los maestros quieran repetir el numerito de la semana pasada, cuando bloquearon los accesos al Palacio Nacional y le pusieron salsa picante a la mañanera presidencial. No vaya a ser que en pleno ejercicio democrático los autodenominados defensores de la educación pública decidan dar una cátedra de intolerancia frente a las cámaras.
El operativo, nos adelantan fuentes cercanas al Estado Mayor Presidencial, tendrá un despliegue de docenas de policías capitalinos y militares que resguardarán los accesos de la calle Moneda con el celo de quienes protegen las joyas de la corona. La ironía es deliciosa: la presidenta que llegó al poder prometiendo que la democracia no se defendería con tanques ahora necesita un ejército de uniformados para ejercer su derecho al voto sin que los maestros de la CNTE le conviertan su paseo dominical en un episodio de "Ciudadano bajo fuego". Así las cosas, el domingo no solo elegiremos jueces, también veremos si la democracia mexicana necesita chaleco antibalas para ir a votar.
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Se pasa de chillón
Cayó mal en la bancada de Morena que el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, haya enviado una protesta oficial al Congreso de Chihuahua por una invitación a importunar a su progenitora que le propinó el coordinador de los diputados locales del PAN, Alfredo Chávez Madrid. Senadores morenistas consideran que lo correcto hubiera sido que Fernández Noroña mandara su carta de queja a título personal y no utilizando el membrete dorado de la Presidencia de la Mesa Directiva, convirtiendo así su berrinche personal en posición oficial de todo el Senado de la República.
Nos recuerdan que este mismo mes el presidente del Senado utilizó los recursos públicos de la Mesa Directiva para montar un espectáculo mediático donde un ciudadano le ofreció una disculpa pública por haberlo increpado en el aeropuerto, lo que fue mal visto por muchos de sus colegas en la Cámara Alta, incluidos varios de la autodenominada Cuarta Transformación. La escenificación en el Senado, transmitida por redes sociales oficiales y con toda la parafernalia institucional, fue considerada por propios y extraños como un abuso de poder que convirtió la sede del Poder Legislativo en un tribunal de desagravios personales.
El problema de fondo es que Noroña parece confundir sistemáticamente su investidura pública con su ego privado, utilizando los recursos del Estado para dirimir ofensas que cualquier mortal resolvería en el ámbito personal. Sus correligionarios comienzan a murmurar que tanta sensibilidad epidérmica y tanto protagonismo barato no solo desgastan la imagen del Senado, sino que convierten cada agravio personal en crisis institucional. Así las cosas, el hombre que prometió ser el guardián de la dignidad senatorial se está convirtiendo en su principal amenaza, y ya hasta los suyos empiezan a preguntarse si no sería momento de que el presidente del Senado aprendiera la diferencia entre ser una figura pública y ser un personaje de reality show.
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Se cae el viaducto Zacatecas
El Viaducto Elevado de Zacatecas acaba de convertirse en la primera obra pública que logró derrumbarse sin haber sido construida jamás, una proeza de ingeniería política que seguramente estudiará la posteridad con fascinación morbosa. El gobierno de David Monreal informó que el proyecto fue cancelado debido "a la corrupción de los jueces", que habían otorgado nueve suspensiones judiciales, culpando así al Poder Judicial de echar por tierra su obra insignia. Pero muchos observadores creen que el también llamado Segundo Piso cayó metafóricamente hablando por su propio peso político, económico y técnico.
Además de costosa, con un precio de 3 mil 650 millones de pesos, era una obra inviable desde su concepción por los daños irreversibles que provocaría al medio ambiente y al patrimonio arquitectónico de la capital zacatecana, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, y por los escasos beneficios viales previstos. El proyecto, nos confirman fuentes cercanas al proceso, estaba viciado desde el origen, pues el contrato se entregó mediante una licitación cuestionable al empresario tabasqueño Alejandro Feliciano Calzada Prats, hijo del conocido operador político priista Feliciano Calzada Padrón, vinculado históricamente con Roberto Madrazo y beneficiario de múltiples contratos federales.
Hay quienes ven en la cancelación una severa derrota política para el gobernador Monreal, pues se trataba de su obra insignia, el monumento faraónico con el que pretendía dejar huella en la historia zacatecana. Y el asunto no ha terminado, pues ya se alistan denuncias penales y administrativas en contra de sus promotores por el manejo irregular de recursos públicos. El gobierno estatal anunció la terminación anticipada del contrato con la empresa HYCSA, pero los fantasmas de la licitación express y los vínculos políticos del contratista prometen perseguir a Monreal hasta el final de su sexenio. Pendientes quedan las explicaciones y las cuentas por rendir.
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