La nueva trampa electoral Que no se diga que en México no tenemos sentido del humor. Mientras el país se prepara para las elecciones judic...
La nueva trampa electoral
Que no se diga que en México no tenemos sentido del humor. Mientras el país se prepara para las elecciones judiciales del domingo 1 de junio, nuestros gobernantes han convertido la democracia en karaoke donde los ciudadanos pueden llevar "acordeones" para no equivocarse de canción. Porque nada dice "voto libre y secreto" como un instructivo oficial que te dice por quién votar.
La "Operación Acordeón Oficial" representa el colmo de la desfachatez institucional. Gobiernos y partidos decidieron que somos tan incompetentes que necesitamos guía de estudio para ejercer nuestro derecho fundamental. Pero no es ayuda inocente: es operación de Estado financiada con dinero público, donde burócratas son coaccionados y obligados a enviar fotografías de sus boletas como prueba de lealtad. Stalin estaría orgulloso.
Esta charada se presenta como servicio público. "Ayudamos a entender las boletas complejas", dicen los arquitectos de la farsa. La realidad es más cruda: colocar en la Corte, tribunales y juzgados a los incondicionales de la 4T y gobernadores. El Poder Judicial como premio de consolación del poder político.
Décadas de luchas ciudadanas blindaron nuestras elecciones contra "ratones locos", "operación tamal", los “carruseles”, las “catafixias”, las “urnas embarazadas”, los “mapaches”, las “uñas negras”, el “padrón rasurado” y el acarreo tradicional. Esos mecanismos minaron la democracia mexicana y fueron eliminándose con sudor, lágrimas y muchos años de trabajo ciudadano monumental. Ahora, con un "acordeonazo", pretenden borrar esas conquistas.
Si esta operación se consolida, habremos deslegitimado completamente un proceso cuestionado desde su origen. Ojalá los mexicanos rompamos el acordeón y toquemos nuestra propia melodía.
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El INE que ya no es INE
"El INE jamás va a ser cómplice, no este INE", respondió la consejera presidenta Guadalupe Taddei ante el cuestionamiento sobre si la autoridad electoral ha convalidado las trampas de al menos 380 candidatos que pautaron anuncios en Facebook y difundieron encuestas falsas sin que el instituto emitiera medidas para evitar dichas conductas. La pregunta surge sola: ¿a qué otro INE se referirá la consejera Taddei?
Aparentemente, México cuenta con múltiples versiones del INE, como si fuéramos una franquicia electoral. Está el INE histórico, ese que supuestamente era cómplice de trampas; el INE actual, que según Taddei es inmaculado; y presumiblemente existe un tercer INE, invisible pero responsable de permitir que 380 candidatos hagan de las suyas en redes sociales sin consecuencias.
La lógica de Taddei es fascinante: el INE anterior permitía irregularidades, pero el INE que ella preside es diferente. Es como si la institución hubiera pasado por una metamorfosis mágica el día que llegaron los nuevos consejeros. Mismas oficinas, mismo presupuesto, mismas atribuciones, pero aparentemente distinto ADN ético.
Mientras tanto, esos 380 candidatos tramposos siguen operando con total impunidad, protegidos por la peculiar interpretación taddei-ista de la justicia electoral: no somos cómplices porque decidimos no ver. Es la versión institucional del avestruz: si escondemos la cabeza, el problema desaparece.
La consejera presidenta ha logrado la hazaña de crear el INE de Schrödinger: una institución que simultáneamente combate las irregularidades y las permite, que es diferente a la anterior pero actúa exactamente igual. Un ejercicio de gimnasia mental que merece medalla olímpica en la categoría de autoengaño institucional.
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Se armaron los cocolazos
La más reciente llamada entre la presidenta Sheinbaum y Donald Trump tuvo momentos tan ríspidos que se volvió impublicable en las redes sociales gubernamentales. El tema: los aranceles al acero y aluminio, esa espada de Damocles que Trump maneja como si fuera un juguete y que para México representa una catástrofe económica con apellidos y direcciones conocidas.
Nos comentan que el viaje urgente del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, a Washington intenta salvar una negociación que ya huele a quemado. Ebrard, el eterno bombero de las crisis diplomáticas mexicanas, vuelve a cargar con la responsabilidad de apagar incendios que otros prendieron. Es como enviar a un cirujano a operar con bisturí de mantequilla: noble el intento, dudoso el resultado.
La medida exacta de lo desastrosa que fue la conversación presidencial la encontramos en un detalle revelador: ni México ni Estados Unidos publicaron un solo mensaje en redes sociales sobre la llamada. En la era del Twitter diplomático, cuando hasta los desayunos presidenciales se vuelven trending topic, el silencio sepulcral de ambos gobiernos grita más que cualquier comunicado oficial.
Trump, fiel a su estilo, probablemente le recordó a Sheinbaum quién manda en esta relación bilateral. Y ella, con toda la dignidad posible, tuvo que tragarse el orgullo nacional mientras calculaba mentalmente cuántos empleos mexicanos penden de un tuit presidencial estadounidense.
Ebrard llega a Washington no como negociador sino como paramédico económico, tratando de reanimar una relación bilateral que Trump mantiene en cuidados intensivos por puro capricho. El último cartucho de una diplomacia que ya no negocia: suplica.
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Huy… la visita de Marco Rubio
La anunciada visita de Marco Rubio a México será el equivalente diplomático a un examen final sin haberse preparado. Para la Cancillería y Presidencia, claro está, porque el flamante secretario de Estado llega con las respuestas ya memorizadas y una calificación en mente.
En apenas cuatro meses, el senador cubanoamericano se ha convertido en el alumno estrella de Donald Trump, logrando la hazaña de radicalizar su discurso hacia los terrenos MAGA sin perder completamente la compostura. Es como ver a un diplomático de carrera aprender a twittear improperios: incómodo pero efectivo. Tiene tanta mano izquierda como derecha, razón por la cual ya circulan apuestas sobre su candidatura presidencial para 2028. Nada mal para alguien que hasta hace poco era considerado un republicano "moderado".
Su opinión sobre lo que ocurre en México será fundamental para las decisiones que tome Trump en el mediano plazo. Y aquí viene lo incómodo: Rubio ya declaró sin anestesia que la violencia política es una realidad en nuestro país. Tal vez no suena muy diplomático, pero tiene esa molesta característica de ser cierto.
Mientras nuestros funcionarios ensayan discursos sobre "la pacificación" y "la transformación democrática", Rubio llega con una agenda clara y datos duros. El contraste será brutal: de un lado, la retórica oficial mexicana que insiste en que todo va viento en popa; del otro, un político estadounidense que no necesita quedar bien con nadie aquí y puede decir lo que realmente piensa.
La verdadera prueba de fuego no será diplomática sino de credibilidad. ¿Cómo explicar que México es un oasis de paz cuando las estadísticas dicen lo contrario? ¿Cómo justificar que la violencia política es "fake news" cuando los hechos hablan por sí solos?
Rubio viene a México no como visitante cortés sino como auditor. Y los auditores, por definición, siempre encuentran irregularidades.
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Se le cebó a la CNTE
Todo indica que la reunión programada para hoy entre la presidenta Claudia Sheinbaum y los líderes de la CNTE ya no se llevará a cabo. Y es que los maestros disidentes sacaron cero en conducta tras sabotear la conferencia mañanera en Palacio Nacional. Vaya ironía: quienes deberían enseñar disciplina y respeto dando cátedra de todo lo contrario.
La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, consideró que no solo no hay condiciones para sentarse a la mesa, sino que los "profes rijosos" ni siquiera tienen claro si buscan diálogo o simplemente hacer boruca para después obtener plazas y beneficios. Es la versión adulta del niño que avienta el tablero cuando va perdiendo en el juego.
La CNTE ha perfeccionado el arte de convertir cada negociación en performance teatral. Su método es tan predecible como efectivo: primero el escándalo mediático, luego la victimización, después la negociación bajo presión y finalmente el reparto de canonjías. Un libreto que conocen de memoria después de décadas de representarlo.
Lo patético del asunto es que estos "luchadores sociales" han convertido la educación en rehén de sus intereses gremiales. Mientras los estudiantes pierden clases, ellos pierden oportunidades de demostrar que realmente les importa enseñar y no solo cobrar.
El gobierno de Sheinbaum enfrenta su primera prueba de autoridad con un sector que durante años chantajeó al poder con la amenaza del caos. La pregunta es si esta administración será capaz de ponerles límites o si, como tantas otras, terminará cediendo a la presión de quienes confunden gritar con tener razón.
Al final, los únicos que salen perdiendo son los estudiantes, obligados a pagar el costo de la irresponsabilidad de sus propios maestros. Una lección que ningún plan de estudios contempla.
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Hace (mucho) aire en Veracruz
Acorde con la temporada, en el puerto de Veracruz se gesta una tormenta tropical de tipo político, con expectativa de que evolucione a huracán y toque tierra el 2 de junio. El miércoles, un grupo de militantes del PAN anunció que dejará de apoyar a su propia candidata a la alcaldía, Indira Rosales San Román, por considerar que fue impuesta por la dirigencia nacional. Nada como un sabotaje familiar para darle sabor al cierre de campaña.
A muchos les extraña que este "deslinde" se dé cuando falta menos de una semana para que terminen las campañas. Es como divorciarse en plena luna de miel: o muy valiente o muy pendejo. Las hipótesis abundan como hongos después de la lluvia.
La primera teoría sugiere un rompimiento entre Indira y los todopoderosos Yunes, quienes ahora le ponen piedras en el camino como venganza política. La segunda va en sentido contrario: los Yunes están tan involucrados en la campaña panista —con la santa intención de que no gane la morenista Rosa María Hernández— que un sector de la militancia azul prefirió hacerse a un lado antes que bailar al ritmo de los patriarcas veracruzanos.
Sea cual sea la versión correcta, lo cierto es que el PAN veracruzano exhibe su talento natural para la autodestrucción. Es impresionante cómo un partido puede convertir una elección en telenovela de Televisa: traiciones, venganzas, imposiciones y, por supuesto, los Yunes como productores ejecutivos de todo el drama.
La tormenta política sube de nivel día con día y amenaza con dejar varios damnificados. El problema es que en Veracruz, los huracanes políticos nunca terminan de irse del todo.